Muy buenas tardes y bienvenidos a nuestra cita semanal de Vuelta y Vuelta hoy desde Palma de Mallorca hasta donde hemos venido en este día tan desapacible para hablar con nuestro protagonista. Él lleva toda la vida dedicado a modernizar el flamenco, toca la guitarra como nadie, compartió trabajo y entusiasmo con el gran camarón de la isla y lleva años viviendo entre dos aguas. Él es Paco de Lucía y aunque no le gustan nada las entrevistas nos ha
concedido una aquí en su casa. Vamos a entrar dentro para hablar con él. Bueno Paco, estamos ya en tu estudio, aquí donde tú trabajas y preparas todo, no necesitas ir a ningún sitio más, te lo organizas aquí. Sí, bueno si al final tengo que ir a un estudio a masterizar, pero la grabación, lo que es mi guitarra ya me sirve aquí porque tengo unos buenos aparatos y es el sueño de mi vida, yo desde hace muchos años quería tener en
mi casa mi estudio y poder grabar a la hora que quisiera en pijama, levantarme de la cama, levantarme de la cama en la noche y bajar y tocar y eso es un lujo porque cuando vas a un estudio de grabación que está fuera de tu casa, pues ahí tienes, estás condicionado. Tienes unas horas y a lo mejor no son las horas a las que a ti de verdad te apetece trabajar, pero tú eres anárquico o tienes disciplina y te organizas y te
pones un horario, aunque después puede ser más o menos flexible. Yo soy anárquico totalmente, demasiado anárquico, por eso necesito una disciplina, yo me vengo por las mañanas, me levanto, me tomo mi cafecito aquí, con mi cafetera, enciendo mi ordenador, oigo lo del día anterior y me pongo a trabajar hasta la una que subo a comer, después de comer me bajo otra vez y estoy hasta las seis y media, que me pongo mi chándal y me voy a caminar por ahí
para relajarme porque esto te come, el sistema nervioso te lo come, es mucha atención. Y tú solo, no dejas corretear por aquí a los dos pequeños? No, a los niños no, cuando vienen, vienen, pero Diego me tira la guitarra al suelo, empieza a tocar el ordenador y lo tengo que echar rápido. Paco, que aquí acabas de hacer un proyecto, una colaboración para el Festival de Jazz de Gijón, qué tal ha ido ese proyecto, qué tal con el jazz?
Este fue un disco que es un concierto que ha escrito Wynton Marsalis, que es un trompetista de jazz americano, muy bueno, ha hecho un concierto muy bonito y ellos lo grabaron en directo y yo no pude ir, no pude ir en directo porque pues llevaba un año y medio sin agarrar la guitarra, yo les dije bueno si queréis que yo participe, me mandas la grabación aquí y yo tranquilamente con las partituras y con la grabación hago mi colaboración, toqué en dos
temas larguísimos de 8 o 10 minutos cada uno y me lo he hecho tranquilamente en mi casa y estoy feliz, es la primera cosa así profesional que he hecho con esta con este estudio y ahora estoy grabando una un tema para una película de Carlos Saura que se llama Flamenco, que vamos a hay que grabarla en Sevilla, rodarla en Sevilla el día 11 de noviembre, entonces es lo que estoy terminando ahora y aparte pues el disco es mío de siempre, de toda
la vida, que lo tengo aparcado por por culpa de estos dos proyectos. Eso te iba a decir yo porque tienes tu disco entre manos y cómo es ese disco, no nos vas a desvelar muchas cosas porque además lo tienes todavía que lo estás elaborando pero va a haber algo nuevo de Paco de Lucía, algo que nos sorprenda. Yo tardo tanto en hacer un disco porque justamente lo que pretendo es que haya algo nuevo, que haya no sólo
un tema nuevo sino una idea nueva que es lo más complicado. Pero es que eso es complicadísimo porque ya se ha inventado prácticamente todo y podríamos decir que por ti ¿no? y cuando uno está ahí arriba como estás tú que es la cima de las cimas, ¿cómo se ve todo desde arriba? ¿no hay vértigo a decir y ahora cómo me supero? Yo no tengo esa sensación, yo tengo la sensación de que estoy quemado, de que son muchos años estrujándome el coco y
y tratando de buscar siempre algo que sea una sorpresa, sorpresivo y esto es complicadísimo, muy complicado. Eso sólo sucede pues encerrándote como un pérro aquí todo día y pues intentando sorprenderte a ti mismo. Exacto, sobre todo a ti mismo porque si te sorprendes a ti mismo automáticamente ya estás sorprendiendo al que lo va a oír, sobre todo a los guitarristas, a los flamencos que es para los que realmente yo toco, yo toco
para esa gente. Los otros son los que me pagan pero los que realmente entienden lo que yo hago son los guitarristas flamencos. En unos meses empiezas una gira, ¿que te va a llevar por dónde? Mil sitios. Si es que yo he dicho cuando te presentaba fuera, que tú no estabas, que tú vivías entre dos aguas desde hacía muchos años pero no es entre dos aguas, tú vives entre mil mundos, de aquí para allá, de allá para acá.
Yo pues empiezo en febrero, la primera de febrero una gira por Europa, España posiblemente y luego quiero aprovechar el año y hacer Estados Unidos, Latinoamérica, Japón, hacer una gira mundial porque yo sé que de aquí a poquitos años ya no me apetece, ya no me apetece pero... ¿Ves una retirada? No, retirarme no, puede que me retire de viajar porque tocar me encanta, la guitarra me encanta, sobre todo aquí en mi casa componer y y las giras pues los viajes. Son muy sacrificadas.
¿Qué echas de menos cuando estás tú solo por allí por el mundo o te llevas a tu familia? No, no puedo, no puedo. Antes sí, porque no estaban los niños todavía y venía mi mujer conmigo pero ahora los niños están en el cole y eso de llegar a una ciudad ir al hotel, bañarte, coger la guitarra, irte al teatro, hacer pruebas de sonido al concierto, luego por la noche acostarte, levantarte temprano, salir otra vez, otro avión, es espantoso.
Eso lo he hecho yo la toda mi vida pero ya el cuerpo me dice que no. Y ahora pues lo hago más tranquilo, ahora procuro hacer un concierto o dos y volver a casa. Así que te veremos aquí componiendo, sacarás nuevos discos pero todo ya tranquilo. A la vez que... La nota es que tienen que aprovechar y allá donde haya concierto ir porque pocas veces más se podrá ver a Paco de Lucía tocando. Sí, sí, sí, no, no, esto no va para largo.
Paco, hablabas de bañarte, vamos a decir que tú eres un gran bañista, de hecho eras el mejor pescador del caribe mexicano, de Yucatán. Pero sin ninguna duda. Sin ninguna duda, hasta que casi te come un timurón. Vamos a contar eso. ¿Qué pasó? ¿Qué ocurrió con aquella historia? Bueno, yo me he pasado 20 años ahí pescando 7-8 horas diarias. Porque es tu mayor hobby, diríamos que después de la guitarra es tu verdadero hobby.
Bueno, ya hace unos años que no, que no voy porque yo iba con unos amigos, con Carlos y Manolo, que uno era, llevaba la barca y otro pescaba conmigo. Entonces estábamos, entre todos estábamos protegidos porque si ves un tiburón o algo, pues llamas a la barca y te viene a recoger. Y he sido muy feliz ahí en México, en el caribe mexicano. Ahí he pasado, yo creo, los días más felices de mi vida. Porque el mar ese es maravilloso. El fondo del mar, la temperatura del agua, la exuberancia de la vegetación, la gente.
Yo ahí he sido muy feliz. Y sí he pescado, pero nunca he pescado para hacerme la foto. Eso siempre lo he tenido muy claro. Bueno, de hecho no es algo que sea muy conocido, lo de que tú pescabas, pese a que eras el mejor. Es difícil, pero el mejor sin duda. Sí, yo siempre he ido como el que va a la pescadería. Yo, ¿cuántos somos para comer tantos? Oye, ¿qué nos apetece? Pues boquillete, que es un pescado muy rico ahí.
O langosta. Entonces me iba y sacaba mi comida, que es lo que realmente tiene sentido en la caza y en la pesca, ¿no? No ir a matar a esos que se ponen a matar ciervos y miles de conejos en una cacería, en los puestos, con los perros, con los ojeadores. No, a mí siempre me ha gustado la cacería como algo natural. La cacería no, la cacería no me gusta. La pesca como algo natural. Porque a mí yo soy un loco del pescado.
Me encanta comer pescado. Yo creo que soy buen pescador porque ya lo veo en la sartén cuando lo tengo. Te lo estás imaginando ya. Sí, lo veo en la sartén, por eso lo cojo. Por eso siempre, con el que vaya a pescar, siempre pesco más. Porque soy tan buen comedor de pescado que ya lo veo en el lomito y digo, ¡ay, ese cómo tiene que estar! Lo estás viendo ahí tú con el olor y todo, te lo estás imaginando.
Se me hace la boca agua. Oye, pero vamos a contarles aquella anécdota del tiburón que te rondaba y te rondaba y te salvaba. Te salvó una persona muy especial, además. Sí, mi mujer Gabriela, sí. Gabriela. Sí, estaba yo, se habían ido mis amigos, Manolo y Carlos, se vinieron para España y me he quedado solo ahí con Gabriela. Y le dije, ¿por qué no me acompañas? Ella no sabía ni arrancar el motor, ni sacar el ancla, no sabía nada de la barca.
Le dije, bueno, echamos el ancla ahí, tú te quedas en la barca y yo me voy a dar una vuelta por aquí. Y me puse a pescar, ya llevaba cuatro o cinco pescados. Ya me dolía porque... Ya tenías la sartén llena. Ya tenía la comida. Y, de pronto, me he tirado unas cuevecitas antes de irme para la barca, que ahí siempre había pescados ahí. Y vi un pescado muy grande que a mí nunca me ha gustado tirar, era un pescado grande, un jurel.
Porque un vecino me dice, hombre, si ves un jurel, tráemelo, porque a mí sí me gusta comerme el jurel. Le pegué un tiro en el jurel y el jurel quedaba muy grande. Y tratar de encontrar algo que merezca la pena, porque el día que yo vea que ya lo que hago no tiene interés, no tiene sorpresa, es la palabra, no sorprende, pues ahí ya no va a tener sentido seguir comiéndome el coco. A mí me viene a la cabeza, bueno, y de hecho tenemos una imagen detrás de nosotros,
con el gran camarón de la isla, ese tándem perfecto en el que el uno admiraba al otro, el otro al uno y los dos os compenetrabais y trabajabais de una manera que dio resultado a grandes trabajos. ¿Cómo fue aquella etapa y cómo conseguisteis esa simbiosis tan perfecta? El camarón ha sido el artista más grande que ha dado el flamenco. Yo cuando lo vi a los 17 años tenía yo, 18 años, 16 no me acuerdo, yo no me podía creer lo que tenía enfrente.
Estábamos de fiesta en casa de una familia de Jerez, muy flamenca, Los Parrillas de Jerez, ahí acabamos en la mañana, estuvimos por la noche tomando copas y ahí acabamos, y ahí empezamos de juelga. Yo no he visto cantar a nadie así, para mí aquello era como la llegada del Mesías, yo que siempre me ha gustado el cante, yo siempre he sido más aficionado a cantar que a tocar, lo que pasa es que por timidez, ya lo he dicho muchas veces, me escondí detrás de una guitarra.
Bueno, y él decía que te admiraba a ti muchísimo y que él prefería la música. Él era músico también. Quizás estaba ahí, en que el uno quería lo del otro y el otro lo del uno. No era el típico cantador, era aficionado a la música, le gustaba la guitarra, era una persona muy interesante, era un genio. Hicimos muchos discos, hicimos discos en los que yo era muy feliz porque me llenaba de inspiración estar al lado de él.
Llegó un momento en el que eso fue ya imposible, porque teníais una carga de trabajo tan grande, tú por tu parte estabas desbordado. Claro, yo hacía mis conciertos y hacía mis giras y le tocaba, al principio sí le tocaba en directo, pero luego ya dejé de tocar en directo y hacíamos los discos. Por eso cuando pasábamos los dos o tres meses que tardábamos en hacer un disco, ahí yo me llenaba, me cargaba las pilas para el resto del año
y pasé los mejores momentos de mi vida. ¿Esto fue con qué edad? ¿Qué edad tenías cuando conociste a Camarón? Sí, como 17 o 18 años, ahí empezamos a grabar hasta el último disco que era Otro de rabia en él, que se hizo, no me acuerdo muy bien, pero en el año 91 o 92, él murió en el 92 y acabamos el disco dos o tres meses antes de que él muriera. Esto decimos que fue con 17 años cuando tú le conociste a él
y después muchos más hacia delante, pero antes, mucho antes. Nos reímos mucho, que ustedes esto sí que no lo saben, porque Paco da una palmada para que las cámaras se sincronicen y él la da con un río, que yo la daba así, una cosa blandurria que ni sonaba y entonces nos reímos mucho por eso. Paco, ya estamos delante de las guitarras. Sí, bueno, sí, estas son las favoritas. Lo que pasa es que yo, para mí las guitarras son más que...
son mis enemigas, porque son las que me hacen trabajar. Y perder horas, invertir. No, no, y el esfuerzo, no sabes lo difícil que es tocar la guitarra y lo difícil que es subirse ahí a un escenario y convencer a toda esa gente que está ahí con una guitarra en la mano. La cantidad de energía que yo... Yo a veces miro la guitarra y veo al demonio. Lo que pasa es que es una relación... Es un amor-odio. Sí. Oye, que tienes contenido en un mueble que vamos a descubrir también
que eres carpintero, porque el mueble... No soy carpintero, lo que pasa es que he estado buscando un mueble para meter mi guitarra por todo sitio. Llevaba seis meses buscando un mueble. Y digo, ¿y por qué no lo hago yo? Junto a un amigo de aquí, de Mallorca, que es el que me ayuda con el Pro Tour y todo eso. Y compré el tablón de este marino, vi las medidas y me lo hice yo. Porque es que yo quería un mueble,
pero era imposible, era imposible, para meter esta cantidad. Y aquí tienes diez guitarras, más luego todos estos instrumentos. Sí, todos estos instrumentos de cuando voy viajando por ahí. Esto es una balalaica. Y la tuya favorita, que yo voy a decir que está aquí. Sí, esta es la de los conciertos. Que es la de tus conciertos. Sí. Que la tenemos ahora adelante. Para el escenario es la que me gusta a mí. ¿Y qué tiene esta guitarra que está contenida en esta funda?
Que no tengan estas otras. Yo creo que más que nada es la costumbre de tocarla. La tensión de las cuerdas, que va muy bien conmigo. Pero aquí en la casa la encuentro dura, no puedo tocar con ella. Pero la adrenalina y los nervios del escenario me hacen sentir, o sea, me da la tensión justa que yo necesito para mi estado. Entonces cuando tú estás grabando aquí, las grabaciones que decimos que realizas solo, utilizas una de estas.
Y después en el escenario esta. Sí. Y a veces también esta. Qué curioso, ¿eh? El problema es que esta es dura. Pero yo a una de esas que siento cómodo aquí, la llevo al escenario y se me queda muy blanda. Se te queda como mi palmada. Sí. Que no suena eso. Oye, Paco, pues lo que vamos a hacer es una cosa. Porque como tu voz y tu alma es la guitarra, y la guitarra de verdad con la que tú te sientes identificado es con esta,
pues vamos a dar paso, vamos a despedir el programa de la mejor manera posible. ¿Qué es? Escuchándote a ti con esa guitarra. ¿Con esta guitarra? En un concierto tú y yo. Muy bien, muy bien. Así que nos vamos con esas imágenes, despedimos el programa con el grandísimo Paco de Lucía que ha sido el lujo de los lujos que nos concedieron la entrevista. Bien, María. Bien, bien, bien, María. Y a ustedes les vemos la semana que viene
con otro entrevistado. Hasta entonces. En vuelta y vuelta. Gracias. Gracias.