y una de las bendiciones espirituales que más riqueza trae al creyente es conocer su elección.
La predestinación no es más que el soberano decreto de Dios escogiendo a muchos hombres y mujeres para que sean objeto de su gracia redentora y sean parte de su pueblo redimido.
Las riquezas de la gracia de Dios no se quedan en la elección sino que implica la segunda bendición espiritual: La adopción.
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